lunes, 8 de julio de 2013

El impacto de la Anorexia Nerviosa en la salud del hueso




La anorexia nerviosa es la enfermedad crónica más común en las mujeres adolescentes que produce una osteoporosis temprana y aumento del riesgo de fractura. La adolescencia es el periodo de mayor desarrollo de masa ósea, estando determinado tanto por factores intrínsecos (genética, género y etnia) y extrínsecos (dieta, estilos de vida, etc.). Los mecanismos mediante los cuales se produce la pérdida de masa ósea son multifactoriales.

            La pérdida  de masa ósea se debe a una alteración en el metabolismo del hueso, donde la reabsorción ósea es excesiva y la formación está comprometida. La disminución de la densidad mineral ósea (BMD) varía según los cambios hormonales propios de la enfermedad, como son: resistencia a la hormona del crecimiento, bajas concentraciones de IGF-1, déficit de vitamina D e hiperparatiroidismo, bajas concentraciones de estrógenos y andrógenos, entre otros. Mayor susceptibilidad a estas alteraciones hormonales se manifiesta en el hueso trabecular que metabolicamente es más activo con respecto al cortical.
            Existen diversos métodos de evaluación de la densidad ósea. El más utilizado es el DXA, que entrega un análisis bidimensional, catalogando a estos individuos como “grupo de riesgo”.

            Se debe tomar en cuenta que la pérdida de densidad ósea de los adolescentes con anorexia nerviosa no es reversible, incluso luego de haber recuperado el peso normal. Es por esto que se han implementado terapias que mitigan la pérdida de masa ósea, evitando así una severa disminución. Estas terapias se basan en suplementos hormonales capaces de reestablecer el balance endocrino.


            Los tratamientos más efectivos son la administración del IGF-1 recombinante (IGF-1rh), el DHEA y las pastillas anticonceptivas orales (OCP). IGF-1rh se utiliza de forma independiente actuando como reemplazante de IGF-1, activando así el crecimiento lineal del hueso. Su aplicación no es aceptada por las adolescentes al tener que ser administrada de manera inyectable. IGF-1rh combinada con OPC tiene un efecto mayor que IGF-1rh independiente, pero al ser tanto inyectable como de tratamiento oral no tiene una aplicación exitosa. Por último, DHEA, un precursor de estrógenos y progesterona, tiene el mejor efecto hormonal inhibiendo la formación de osteoclastos y siendo el más utilizado.

            El ejercicio se convierte en un factor fundamental para aumentar la densidad y  formación ósea en quienes padecen esta enfermedad.

            El enfoque que debe utilizarse para enfrentar esta enfermedad debe ser multidisciplinario, con la participación de médicos, psicólogos, nutricionistas, entre otros. Donde actuar sobre el hueso implica: dieta balanceada, ejercicio y farmacología. 

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